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PLATAFORMA ¡EN PIE! |
Aunque no debería de ser necesario quiero comenzar esta reflexión dejando claro que, por un lado, sólo me represento a mí mismo, y por otro, que es mi visión personal, mi punto de vista, mi mano alzada para decir lo que pienso, a día de hoy, sobre esta iniciativa de cercar el Congreso hasta conseguir la dimisión del Gobierno y de la Monarquía, la disolución de las Cortes y la apertura de un proceso constituyente. También lo haré en la próxima asamblea del 15M donde participo y en la que se va a plantear el tema; pero ya que tengo un blog...
No me pararé a explicar los objetivos de la acción, en el enlace de la izquierda tenéis todos los datos. Tampoco voy a entrar en quién está detrás de esta iniciativa. Otorgo el beneficio de la duda a quienes la están promoviendo y doy por hecho que son personas afines al 15M y que realmente pretenden lo que dicen que pretenden. A partir de ahí me propongo, de forma breve y concisa, juzgar la oportunidad o no de la propuesta y la metodología para llevar a cabo no sólo la acción en sí, sino el propio periodo de transición descrito.
Cuando en estos días he navegado por los diferentes foros que están debatiendo sobre el tema, me he encontrado con el recurrente ejemplo de lo que pasó en Egipto para desbancar a un gobierno. Pero el mismo ejemplo me permite a mí argumentar en sentido contrario. La Plaza Tahrir -como la Revolución de los Jazminez en Tunez- fue el resultado de una situación límite por años, millones de personas desesperadas que no tenían nada que perder, sólo la vida. No era la primera manifestación que se producía, se fue germinando con el paso del tiempo y el empeoramiento de la situación social, y el objetivo era, ni más ni tampoco menos, derrocar a Hosni Mubarak. Lo lograron. Aún está por ver qué es realmente lo que han conseguido.
Por suerte en España la situación no ha llegado todavía a ser desesperante para la mayoría. Y esta mayoría está ajena a cuestionamientos que vayan más allá de la simple queja cafeteril sobre la situación actual y el temor de que en algún momento les afecte más de lo admisible. Pero no están por la labor ni siquiera de manifestarse, ni de participar en huelgas, ni de sacar el dinero del banco, ni de realizar nada que le suponga un compromiso político en el amplio sentido de la palabra. Además tienen una retahíla de argumentos para justificar su postura y tranquilizar la conciencia que no dejan resquicio alguno a la revisión autocrítica.
Y ésta es la razón principal por la que no puedo apoyar la acción del 25S: No hay indignados suficientes, la inmensa mayoría -quien no lo reconozca no es objetivo- está en el ande yo caliente, en el no se puede hacer nada y en el ya saldremos de ésta. Por no hablar incluso de los parados que están viendo las nuevas reformas laborales como una oportunidad para encontrar trabajo, aunque sea precario y a costa de la pérdida de todos los derechos.
Queda mucho trabajo por hacer de concienciación, mucha labor desde los barrios, muchos gestos y muchas acciones pequeñas que vayan despertando conciencias, abriendo ojos, propiciando el debate, invitando al compromiso y a la acción. Mientras, la situación seguirá empeorando, lo sé, pero si quemamos etapas antes de tiempo lo único que se conseguirá es dar pasos atrás y más argumentos a la retahíla.
Por otro lado, veo lagunas en la metodología. Se pide la dimisión del Gobierno y la disolución de las Cortes Generales y la Jefatura del Estado, a la par que se exige derogación de leyes, nacionalización de empresas estratégicas, cauces de participación, etc. ¿Quién se supone que gestionaría eso si estás pidiendo la disolución de toda la estructura legislativa y ejecutiva del Estado?
Por último, tampoco apoyaría esta iniciativa por muy bien planteada y por mucha mayoría que la pudiera respaldar sin una apuesta clara y decidida por la Noviolencia; como ha sido seña de identidad del 15M desde su nacimiento. No creo en eufemismos de autodefensa legítima, porque tampoco creo en los ejércitos. Si se quiere realmente subvertir el sistema, buscar alternativas justas e igualitarias, dar paso a la fuerza de la razón, romper con el pasado histórico de guerras y luchas fraticidas, no queda otra que renunciar a la propia violencia y luchar desde la metodología y filosofía de la Noviolencia, que no es simplemente renunciar a la violencia, sino construir desde la justicia; porque el fin no justifica los medios. Pero ese debate también está por realizar.
Concluyo, la fruta no está madura, bajo mi punto de vista, y mientras no lo esté cogerla del árbol es postura poco inteligente. Y dicho esto, digo también que sigo abierto al debate razonado y a la búsqueda de nuevos argumentos que me desmientan o den luz en el análisis.
PD: Acabo de encontrarme con la siguiente crónica: Zona crítica
Se ha creado esta nueva coordinadora: Coordinadora #25s
PD: Acabo de encontrarme con la siguiente crónica: Zona crítica
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Ya veremos cómo evoluciona esto.