Tras las manifestaciones del 19J, que ha sido un éxito de participación pacífica, pese a quien pese, en muchos foros se sigue cuestionando la validez de las propuestas que se reivindican desde el 15M. Se sigue afirmando en los medios supuestamente afines, los otros mejor ni mencionarlos, que está muy bien toda esta movida, que ya era hora, que tienen toda la simpatía, PERO, sus postulados no son viables y sus alternativas son ingenuas y poco realistas. Se opina que todo este movimiento debería concretarse en un apoyo a los partidos establecidos que, ellos sí, tienen la legitimidad que le dan los votos en las urnas. Es decir, tus protestas están muy bien, pero deja las cosas como están porque tú no tienes alternativas viables.
Esto es como si se le pidiera a los alumnos de un curso donde todos suspenden, que establezcan las estrategias académicas, contenidos y baremos a aplicar pero sin cambiar al profesor. Cuando aquéllos lo único que pueden hacer es constatar que el sistema educativo no funciona porque el resultado es que no se aprueba, se les insta o a callar porque no proponen alternativa o a seguir aguantando al profesor inepto porque es lo que hay.
¿Es que no es suficiente con constatar que las cosas van rematadamente mal, que siguen pagando siempre los mismos y que los resultados políticos y económicos son de suspenso absoluto? Esto debería de bastar para cuestionar, no a quien lo denuncia, sino a quien lo dirige y lo controla.
En el 15M hay clara muchas cosas, todas constatables y verificables:
Esta democracia ha sido secuestrada por los partidos, son innumerables lo ejemplos en los que se evidencia que el interés del partido está por encima del interés general. Son innumerables los ejemplos en los que se constata que una cosa son las promesas electorales y otra la práctica real una vez que llegan al poder. Es también evidente, más allá del 15M, el desprestigio de la política ganada a pulso por sus actores que han dado demasiado ejemplo de servirse de lo público para su interés personal o de partido. No es una exageración hablar de partitocracia, como no lo es pedir una democracia real. ¿La solución? es responsabilidad de quienes tienen capacidad de decidir y cambiar las cosas, escuchar las quejas y actuar en consecuencia. Por tanto, las alternativas hay que pedírselas a quienes conforman o conformarán el Congreso de Diputados, máxima autoridad y de donde emanan los demás poderes.
Es evidente, incluso para quienes no somos economistas, que el actual sistema financiero es un pozo sin fondo de avaricia y búsqueda de beneficios sin límites. Quienes han provocado la crisis, es una evidencia, pretenden, no ya remediar los daños causados que sería lo justo, sino seguir ganando dinero en esta coyuntura y aprovecharla además para dejar debilitados a los trabajadores de manera que no supongan un estorbo para futuros pingües beneficios. ¿La solución? es responsabilidad de quienes han provocado esta situación y si éstos no están dispuestos, deben de ser obligados por quienes tienen la representación del poder del pueblo. Cuando se escuchen las protestas legítimas de los ciudadanos, sus representantes deberán de actuar en consecuencia y no al contrario, como ocurre ahora, plegándose a las condiciones que imponen los dictados del capital.
Mientras escribo esto, en Hora25 de la Ser, están insistiendo en que no tenemos soluciones, en que tenemos que contar con los sindicatos, esto es curioso, esos sindicatos que, poco antes de la Huelga General, ellos mismos -junto con otros medios- denigraron en una campaña infame de desprestigio, para desactivar la poca fuerza que les quedaba, pero que entonces era lo único con lo que podían contar los trabajadores. Los sindicatos han cometido muchos errores pero también tienen una historia de lucha que no puede ser olvidada. Si nos quieren quitar derechos es porque los tenemos y si los tenemos es gracias a las luchas sindicales de años. Así que no pueden ser nuestros adversarios, han de renovarse, pero ellos también son actores del cambio que pedimos los indignaos del 15M.
En resumidas cuentas, reitero mi propuesta de no caer en la tentación de buscar soluciones mágicas, tampoco podemos ser dogmáticos ni intolerantes para no caer en los mismos errores que denunciamos. Esa es la genuina misión del 15M, denunciar, proponer, ofrecer ideas, pero las soluciones las tienen que dar quienes están en el poder político y económico, escuchando a los ciudadanos, y si no son capaces que se vayan.
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